Incluso el aire sabe a soledad

Cada minuto en ésta habitación me hunde un poco más en el fango de la soledad. Cada vez son menos las fuerzas en esta estúpida agonía que no me deja ni respirar. Cada noche y cada día voy muriendo un poco más,  fingiendo alegría donde no la hay.  Mi cuerpo helado ha perdido incluso las esperanzas de salir con vida de éste estado mental.

Nada absolutamente ah sido real, todo fue una fantasía, una simple trampa del ilusionista. Sin embargo las mentiras destruyen corazones de verdad.  Ya no creo en nada. Incluso el aire me sabe mal.  Y a pesar de todo, me sigo inventando escusas para no olvidar.

Alicia Rivas.